domingo, 11 de abril de 2010

Te pido...

¿Qué serías sin un auto?
¿Qué serías sin una casa?
¿Qué serías sin ropa de marca?
¿Qué serías sin celular de última generación?
¿Qué serías sin lujos?
¿Qué serías si el dinero no tuviera valor?
¿Qué serías sin un puesto importante?

Te hago estas preguntas ahora, antes de que sea tarde. No hace falta “perderlo todo” para que te des cuenta de las cosas que realmente tienen valor en la vida. Y no hablo de “valor” en términos económicos, sino en valor Humano – porque eso es lo que somos en definitiva: H U M A N O S.

Entonces, antes de que desperdicies tu vida acumulando cosas que verás inútiles cuando estés muriendo en algún lado; antes de que con el último pensamiento que tengas te preguntes qué has hecho de tu vida te pido: que no juzgues por el auto, por la casa, por la ropa de marca, por el celular, por los lujos, por el dinero, ni por el puesto.

Tanto para el que tiene que juzga al que no tiene como para el que no tiene y juzga al que tiene.

Para juzgar hace falta conocer y para conocer hace falta ver más allá de los accesorios que adornan nuestra existencia.

El regalo más grandioso que tiene la vida, lo que más nos enriquece realmente, es la posibilidad de amar; es el afecto que recibimos de aquellas personas con las cuales – de una u otra forma y por el tiempo que sea – hemos compartido parte de nuestra humanidad.

Viví como si no fueras nadie, como si no tuvieras nada…como si la vida fuera solamente, para vivirla. No pretendas demostrar nada, sé todo.