lunes, 27 de octubre de 2008

Eso

Esta es una historia de caballería sin caballos, sin armaduras, sin caballeros puros ni doncellas con su dignidad intacta. No hay castillos, ni ejércitos contra los cuales enfrentarse.

La batalla se lleva adelante en el interior. No de un espacio de algún país, sino, adentro mío. Tenía contenida esta sensación, este fuego, esta imparable y perturbadora cosa. La tenía controlada. La guardaba en una botella de vidrio grueso. Desde afuera se veía el contenido, pero sólo se veía – en definitiva, soy humano. Habitaban en mi muchas otras cosas, que fluían de un lado al otro y en todas direcciones, pero eran varias cosas, muchas…muchísimas, podría decirse. Había música, había libros, había fotografías, había recuerdos, había pensamientos, había ideas, había sentimientos.

Llegaste con tu martillo, rompiste la botella y lo que guardaba empezó a desparramarse. Al principio Eso se mantenía relativamente en calma. Solamente se desparramaba un poco en ciertos momentos y ante determinados estímulos. Y ahí quedaba. Podría decir que estaba acostumbrado a ocupar ése, su lugar. La música, los libros, los diarios, los pensamientos, habitantes ya permanentes – pensé – cada uno de su espacio, seguían ahí, imperturbables, inamovibles. A medida que fue pasando el tiempo Eso empezó a fluir, de a poco ocupando espacios que ocuparon otras.

Hoy, dos semanas después de “quiero tenerte ahora”, Eso lo abarca todo. Ocupó – como generalmente pasa con todo Eso no consumado– absolutamente todos los espacios, cada rincón, cada célula, cada fibra de mi cuerpo y cada segundo de mis pensamientos. Me gustaría escapar de Eso, volver a meterlo en su botella gruesa, pero no puedo. Quiero evitar Eso y, sin embargo, está. Ayer a la noche me despertó e impidió que pueda volver a dormirme.

Mientras cavilaba fumándome un cigarrillo y caminando sin parar, me di cuenta que no tengo que escaparme, ni esconderme de Eso. No tiene sentido tampoco intentar combatirlo, es una batalla perdida. Lo único que puedo hacer para volver a mi normalidad, a poner cada cosa en su lugar es hacer lo que Eso me pide a gritos. Eso tiene tu cara, Eso tiene tu cuerpo…Eso es lo que quiero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡No te escondas! "Eso" es parte de tu vida.
Desde los pagos rosarinos, un beso grande!!!