RETA (Oct-1999)
Nubes de polvo llenan mis recuerdos. Recuerdos de una playa desierta, de una casa amarilla en la cual encontré algo distinto. Mi tiempo, mi espacio, el de cada uno. Las charlas, el cielo azul. Siluetas que se transportan hacia la noche, guarida de corazones. La delgada línea entre lo debido y lo querido. Tan poco parece llegar hasta aquí. Tan poco que ni siquiera nosotros mismos llegamos. Nos perdemos mientras vamos llegando, respirando este aire enrarecido que nos envuelve; nos transformamos por infusiones hechas con agua bruja, atratapadora de penas, liberadora de sueños. No se puede determinar si son un conjunto de almas perdidas o encontrardas, si no es más que un accidente en un momento único e irrepetible en el tiempo que dejará sus huellas en nuestra mente.
Las marcas en la arena son los registros de todo lo que sucede en nuestros corazones. El mar es el amor sanador que las borra, que nos da vida nuevamente. El cielo estrellado en esta noche, es el horizonte de nuestras esperanzas, puestas en ningún lado, situadas más allá de nuestra imaginación. El silencio es el grito del espíritu, de nuestra consciencia, de nuestra humanidad reprimida. La voz no se oye......pero no es necesaria, son los corazones los que hablan, sin mediadores.
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